En 1910 surge en México uno de los movimientos campesinos más importantes del mundo: La Revolución Mexicana, y con éste nace también un nuevo género literario: La novela de la Revolución Mexicana, cuyo principal exponente fue Mariano Azuela y su novela "Los de Abajo", considerada pionera en este género, junto con Martín Luis Guzmán, Rafael M. Muñoz, José Vasconcelos, Mauricio Magdaleno, Julio Torri, Nellie Campobello Y José Ruben Romero.
Es así como nace "Los de Abajo" en el año de 1915 cuando Mariano Azuela, siendo médico de profesión se exlilia al triunfo de Carranza en el Paso, Texas y redacta su obra, inspirándose en sus experiencias como militante de la facción Villista.
La novela se desarrolla con la participación de cinco personajes principales y un eje en torno al cual gira la novela: Demtrio Macias, que se ve despojado de sus tierras por el cacique del pueblo; Luis Cervantes, médico y desertor de los federales, Camila y La Pintada, ambas ligadas a Demetrio Macias, El Güero Margarito que es un personaje un tanto ruín.
Esta obra se constituye de tres partes, y en cuya narrativa nos sugiere rica en matices. La segunda parte brotan dos personajes con ciertas características que dotan a la novela de cierta violencia desenfadada:" El güero Margarito y La Pintada", ambos descarados, viles y sin moral.
En primera instancia se hace una descripción fisica de este personaje que hace alarde de sus asesinatos durante la batalla:
"...Yo maté dos coroneles-clama con voz ríspida y gutural un sujeto pequeño y gordo, de sombrero galoneado, cotona de gamuza y mascada solferina al cuello--..."
En sus aspecto psicológico se puede evidenciar su violencia: "...;parense, no me gustan las gallinas asustadas..._:¡Párense, pelones, que no les voy a hacer nada!...¡Están dados!" ¡ja,ja,ja¡ja!,¡ja!..La comieron los muy...¡Paf, paf! ¡Uno para cada uno...y de veras descansaron!". (Azuela, 1960:p.82)
Así junto con el güero Margarito surge el personaje de "La Pintada": "Una muchacha de carrillos teñidos de carmín, de cuello y brazo muy trigueños y de burdísimo continente...y choca con unos ojos lascivos, bajo una pequeña frente y entre dos bandos de pelo hirsuto"
En otro fragmento se refleja la seguridad de la mujer ante Demetrio Macias: "--Usted se llama, pues, Demetrio Macias?--preguntó intempestivamente la muchacha que sobre el mostrador estaba meneando las piernas y tocaba con los zapatos de vaqueta la espalda de Demetrio"
Evidentemente se nota su carácter reactivo y denota
muchos rasgos de su personalidad:
—Así soy yo mi general
Macías; mire como ya no me queda pelo de barba en la cara. ¿Sabe por qué? Pues
porque soy muy corajudo, y cuando no tengo en quen descansar, me arranco los
pelos hasta que me baja el coraje ¡Palabra de héroe mi general; si no lo
hiciera así me moriría del puro berrinche! (Azuela; 1960, p.85)
La violencia es evidente en
este personaje, que además hace notar rasgos pueriles:
—“Yo maté un tendajonero en
el Parral porque me metió en un cambio dos billetes de Huerta —dijo otro de
estrellita, mostrando, en sus dedos y callosos, piedras de luces refulgentes.”
“La Pintada” es un gran
personaje femenino, que tiene características agrestes, osadas, y que además se
ha apropiado y ha tomado como suyo cualquier territorio en el que se sitúa como
lo vemos en el, siguiente fragmento:
— ¡Que brutos!—exclamó La
Pintada riendo a carcajadas—. ¿Pos de donde son ustedes? Si eso de que los
soldados vayan a parar a los mesones es cosa que ya no se usa. ¿De dónde
vienen? Llega uno a cualquier parte y no tiene más que escoger la casa que le
cuadre y ésa agarra sin pedirle licencia a naiden.” (Ibíd., p: 86)
Así mismo muestra su astucia
y egoísmo hacía los demás, colocándose en un situación de argucia: —Ustedes no
conocen todavía a este güero—dijo la Pintada reparando en que él no quitaba los
ojos de la novia de Luis Cervantes—. Tiene mucha sal, y en el mundo no he visto
gente más acabada que él.”
Un símbolo muy importante en
la novela es la yegua, que representa la fuerza, la osadía y el carácter
indómito de La Pintada:
“…se presentó la Pintada
dando fuertes voces de júbilo. Chasqueando la lengua, pretendía meter al comedor
una bellísima yegua de un negro azabache.
– ¡Mi “avance”! ¡Mi
“avance”!—clamaba palmoteando el cuello enarcado del soberbio animal” [...] y
la yegua prieta de la Pintada bufó, se removió en la sombra describiendo con su
anca redonda y tersa una gallarda curva.”(p. 103)
Muestra del infantilismo del
ambos personajes: El güero Margarito y La Pintada, dotan a la novela del
cinismo, de la violencia necesaria que le da el sentido a la novela: “A las
diez de la noche, Luis Cervantes bostezó muy aburrido y dijo adiós al Güero
Margarito y a la Pintada, que bebían sin descanso en una banca de la plaza.”
(p.102)
Otro aspecto, propio de la
psicología de La Pintada es su carácter celoso y manipulador:
“La Pintada paseó sus ojos
en torno. Y todo fue en un abrir y cerrar de ojos; se inclinó, sacó una hoja
aguda y brillante de entre la media y la pierna y se lanzó sobre Camila. Un
grito estridente y un cuerpo que se desploma arrojando sangre a borbotones.”
Y de esta manera vemos como
se desvanece el personaje de Camila, la mujer que apenas se lanzaba a la
aventura con el hombre al que alguna vez despreció, después de haber estado en
una situación apacible en su pueblo. Su carácter bondadoso y desinteresado
característico del campo, la dejó en desventaja ante la mujer que le dio
muerte.
Finalmente el güero
Margarito, se despoja de su carácter neurótico y continua en escena, mostrando su
carácter benevolente hacia Demetrio Macías, después de la muerte de su amante
Camila:
“– Ya verá como llegando a
Lagos le quito esa murria, mi general. Allí hay muchachas bonitas para darnos
gusto– dijo el güero Margarito.” (p.124)
Finalmente el desenlace de
este personaje termina de una forma bastante desapercibida por el lector, que
sin más ni más desaparece en el apartado tercero de la novela; el lectoral al
continuar leyendo se percata de que ya no se menciona y sólo se puede
evidenciar su muerte cuando en éste, el personaje de Luis Cervantes envía una
misiva a Venancio en donde le comenta que el acto más hermoso fue suicidarse:
“Siento en el alma no poder
comunicarme con el güero Margarito para hacerle presente mi felicitación más
calurosa, pues el acto más noble y hermoso de su vida fue ése… ¡el de
suicidarse!” (p.133)