En 1910 surge en México uno de los movimientos campesinos más importantes del mundo: La Revolución Mexicana, y con éste nace también un nuevo género literario: La novela de la Revolución Mexicana, cuyo principal exponente fue Mariano Azuela y su novela "Los de Abajo", considerada pionera en este género, junto con Martín Luis Guzmán, Rafael M. Muñoz, José Vasconcelos, Mauricio Magdaleno, Julio Torri, Nellie Campobello Y José Ruben Romero.

La novela se desarrolla con la participación de cinco personajes principales y un eje en torno al cual gira la novela: Demtrio Macias, que se ve despojado de sus tierras por el cacique del pueblo; Luis Cervantes, médico y desertor de los federales, Camila y La Pintada, ambas ligadas a Demetrio Macias, El Güero Margarito que es un personaje un tanto ruín.
Esta obra se constituye de tres partes, y en cuya narrativa nos sugiere rica en matices. La segunda parte brotan dos personajes con ciertas características que dotan a la novela de cierta violencia desenfadada:" El güero Margarito y La Pintada", ambos descarados, viles y sin moral.
En primera instancia se hace una descripción fisica de este personaje que hace alarde de sus asesinatos durante la batalla:
"...Yo maté dos coroneles-clama con voz ríspida y gutural un sujeto pequeño y gordo, de sombrero galoneado, cotona de gamuza y mascada solferina al cuello--..."
En sus aspecto psicológico se puede evidenciar su violencia: "...;parense, no me gustan las gallinas asustadas..._:¡Párense, pelones, que no les voy a hacer nada!...¡Están dados!" ¡ja,ja,ja¡ja!,¡ja!..La comieron los muy...¡Paf, paf! ¡Uno para cada uno...y de veras descansaron!". (Azuela, 1960:p.82)
Así junto con el güero Margarito surge el personaje de "La Pintada": "Una muchacha de carrillos teñidos de carmín, de cuello y brazo muy trigueños y de burdísimo continente...y choca con unos ojos lascivos, bajo una pequeña frente y entre dos bandos de pelo hirsuto"
En otro fragmento se refleja la seguridad de la mujer ante Demetrio Macias: "--Usted se llama, pues, Demetrio Macias?--preguntó intempestivamente la muchacha que sobre el mostrador estaba meneando las piernas y tocaba con los zapatos de vaqueta la espalda de Demetrio"
“– Ya verá como llegando a
Lagos le quito esa murria, mi general. Allí hay muchachas bonitas para darnos
gusto– dijo el güero Margarito.” (p.124)
Evidentemente se nota su carácter reactivo y denota
muchos rasgos de su personalidad:
—Así soy yo mi general
Macías; mire como ya no me queda pelo de barba en la cara. ¿Sabe por qué? Pues
porque soy muy corajudo, y cuando no tengo en quen descansar, me arranco los
pelos hasta que me baja el coraje ¡Palabra de héroe mi general; si no lo
hiciera así me moriría del puro berrinche! (Azuela; 1960, p.85)
La violencia es evidente en
este personaje, que además hace notar rasgos pueriles:
—“Yo maté un tendajonero en
el Parral porque me metió en un cambio dos billetes de Huerta —dijo otro de
estrellita, mostrando, en sus dedos y callosos, piedras de luces refulgentes.”
“La Pintada” es un gran
personaje femenino, que tiene características agrestes, osadas, y que además se
ha apropiado y ha tomado como suyo cualquier territorio en el que se sitúa como
lo vemos en el, siguiente fragmento:
— ¡Que brutos!—exclamó La
Pintada riendo a carcajadas—. ¿Pos de donde son ustedes? Si eso de que los
soldados vayan a parar a los mesones es cosa que ya no se usa. ¿De dónde
vienen? Llega uno a cualquier parte y no tiene más que escoger la casa que le
cuadre y ésa agarra sin pedirle licencia a naiden.” (Ibíd., p: 86)
Así mismo muestra su astucia
y egoísmo hacía los demás, colocándose en un situación de argucia: —Ustedes no
conocen todavía a este güero—dijo la Pintada reparando en que él no quitaba los
ojos de la novia de Luis Cervantes—. Tiene mucha sal, y en el mundo no he visto
gente más acabada que él.”
Un símbolo muy importante en
la novela es la yegua, que representa la fuerza, la osadía y el carácter
indómito de La Pintada:
“…se presentó la Pintada
dando fuertes voces de júbilo. Chasqueando la lengua, pretendía meter al comedor
una bellísima yegua de un negro azabache.
– ¡Mi “avance”! ¡Mi
“avance”!—clamaba palmoteando el cuello enarcado del soberbio animal” [...] y
la yegua prieta de la Pintada bufó, se removió en la sombra describiendo con su
anca redonda y tersa una gallarda curva.”(p. 103)
Muestra del infantilismo del
ambos personajes: El güero Margarito y La Pintada, dotan a la novela del
cinismo, de la violencia necesaria que le da el sentido a la novela: “A las
diez de la noche, Luis Cervantes bostezó muy aburrido y dijo adiós al Güero
Margarito y a la Pintada, que bebían sin descanso en una banca de la plaza.”
(p.102)
Otro aspecto, propio de la
psicología de La Pintada es su carácter celoso y manipulador:
“La Pintada paseó sus ojos
en torno. Y todo fue en un abrir y cerrar de ojos; se inclinó, sacó una hoja
aguda y brillante de entre la media y la pierna y se lanzó sobre Camila. Un
grito estridente y un cuerpo que se desploma arrojando sangre a borbotones.”
Y de esta manera vemos como
se desvanece el personaje de Camila, la mujer que apenas se lanzaba a la
aventura con el hombre al que alguna vez despreció, después de haber estado en
una situación apacible en su pueblo. Su carácter bondadoso y desinteresado
característico del campo, la dejó en desventaja ante la mujer que le dio
muerte.
Finalmente el güero
Margarito, se despoja de su carácter neurótico y continua en escena, mostrando su
carácter benevolente hacia Demetrio Macías, después de la muerte de su amante
Camila:
Finalmente el desenlace de
este personaje termina de una forma bastante desapercibida por el lector, que
sin más ni más desaparece en el apartado tercero de la novela; el lectoral al
continuar leyendo se percata de que ya no se menciona y sólo se puede
evidenciar su muerte cuando en éste, el personaje de Luis Cervantes envía una
misiva a Venancio en donde le comenta que el acto más hermoso fue suicidarse:
“Siento en el alma no poder
comunicarme con el güero Margarito para hacerle presente mi felicitación más
calurosa, pues el acto más noble y hermoso de su vida fue ése… ¡el de
suicidarse!” (p.133)
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